top of page

Estoy empapado, pero hoy no ha llovido. Estoy empapado, pero no es por este frío invierno. Estoy empapado, y es a causa de tus lágrimas, niña. Lloraste sobre mi hombro, una vez más, porque el mundo no ve lo que yo puedo ver. Lloraste, niña, por que nuevamente rompieron tu corazón. Un corazón cada vez más lleno de heridas, grietas, magulladuras. Un corazón que no encuentra alguien digno de recibirlo.
Lloraste, niña, porque no hay nadie que vea más allá de sus narices. Porque no te dan una oportunidad de ser amada. Porque no vieron más allá de tu físico. Lloraste, porque solo interesan las tías buenas. Lloraste, porque no encuentras a alguien que se atreva a mirar más allá de tu aspecto. Lloraste, niña, porque nadie recorre el camino que llega hasta tu corazón. Porque volvieron a decirte que te quieren como amiga. Porque no hacen más que decirte que harías feliz a cualquiera, pero siempre se refieren a cualquier otro.
Ojala llegue el día en que no necesites mi hombro en el que llorar. Busco palabras para aliviar tus heridas, pero no las encuentro. ¿Qué puedo hacer yo? Me siento tan torpe. Pero necesitas mi consuelo, y yo no soy capaz de dártelo. Sólo puedo ofrecerte un sitio en el que llorar. Ojala llegue el día en el que encuentres a alguien capaz de verte como yo te veo. De ver que naciste con un corazón tan hermoso, que gasto demasiada belleza como para dejar suficiente para tu exterior. No lo entiendo. ¡Es para mí tan fácil quererte, que no entiendo como nadie recorre ese camino que llega a tu alma! Solo sería necesario mirarte a los ojos un instante para empezar a descubrir el gran tesoro que albergas dentro de tu pecho.
Lloraste, niña, y de mi boca no emitió un solo sonido de consuelo. Mis torpes labios no supieron darte ánimo. Decirte lo que necesitabas oír. Decirte todo aquello que mi corazón quisiera expresarte y que no sabe cómo hacerlo. Lloraste, niña, y debería ser yo quien llorase. Lloraría por este mundo que te juzga sin conocerte. Lloraría por mí, por no ser capaz de decirte todas estas cosas. Estoy empapado por tus lágrimas, niña. Pero no es nada comparado con las lágrimas que derrama pro ti mi corazón, ni las que derrama por él, por no ser capaz de hablar.
Lloraste, niña, y fui ruin. Porque me alegre al pensar que debo ser el único afortunado capaz de entender el grandísimo tesoro que eres. Al pensar la suerte que tengo de ver claramente lo que otros no son capaces ni siquiera de vislumbrar o imaginar. Porque te tengo junto a mí. Porque, aún tengo la esperanza, de que llegue el día en el que sea yo el que pueda encontrar esa llave que abra tu corazón y vivir en él por siempre.

Lloraste (27/11/2013)

bottom of page