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Siempre pensé que se me daba bien escribir. Que sabía bien escoger entre unas cuantas palabras y poner la que era más adecuada. Que podía elegir cuales expresaban mejor una idea, un sentimiento, una emoción. Que podía ponerlas en el correcto orden como para producir una sonrisa a cualquiera, fuese cual fuese su situación. Pero hoy no es así. Pensé que sería capaz de coger mi PC, abrir el Word, y empezar a teclear. Que las palabras se formarían ante mis ojos casi sin darme cuenta. Que incluso con un evento tan tremendamente triste como el que me proponía este Art-Jam, sería capaz de mostrar motivos por los cuales sonreír. Pero el mundo está de luto. No por la muerte de Mandela. Bueno, en parte sí. Pero la muerte es un proceso que forma parte de la vida. Los seres vivos nacemos, crecemos, nos reproducimos y morimos. Así es siempre. Todos tenemos una fecha de caducidad, aunque no nos guste hablar de ello. Y llegará ese terrible día en el que nuestros seres queridos nos echen de menos, sabiendo que no nos volverán a ver. Pero no es eso lo que aflige mi alma, lo que tortura mi corazón. Si el mundo está realmente de luto, no es por tanto por la muerte de Mandela; si no por la falta de alguien que esté dispuesto a recoger el testigo. Tanta gente diciendo que le admira, y que le gustaría seguir sus pasos. Tan pocos aquellos que obran en consecuencia. El mundo está de luto, porque son pocos los que tienen la valentía de tomar el camino que el escogió. El camino de perdonar, a aquellos que tanto daño nos hacen. De perdonar, incluso, cuando no piden perdón. De perdonar, incluso cuando no han dado muestras de querer aliviar el dolor ocasionado. De perdonar, tomando la iniciativa, sin esperar nada de la otra parte. Son muchos los que creemos ser demasiado pequeños como para poder cambiar nada. Sin embargo, tenemos un poder inimaginable por descubrir. Las reacciones en cadena son de efectos devastadores, pero siempre empiezan con algo muy pequeño. Incluso el árbol más alto del bosque, comenzó siendo una pequeña semilla. Puede que nosotros no podamos cambiar todo el mundo, pero podemos influenciar de manera considerable en nuestro mundo alrededor. El mundo está de luto, porque Mandela ha muerto, y nadie sabe cuándo volveremos a ver a alguien como él. Puede que lo tengamos más cerca de lo que creemos, pero que aún sea tan pequeño, que ni siquiera él (o ella) lo sepa.

El mundo está de luto (08/01/2014)

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